Introducción

La ecografía se ha convertido en una prueba de imagen esencial en múltiples especialidades médicas distintas de la radiología (cardiología, ginecología, urología, anestesiología, reumatología, cirugía vascular, digestivo, etc.). La utilidad de la ecografía en el ámbito de la Medicina Interna, tanto en la planta de hospitalización como en urgencias, es incuestionable. En Estados Unidos, por ejemplo, la ecografía en el ámbito de la medicina de Urgencia está firmemente establecida y reconocida.

En el proceso diagnóstico de cualquier enfermo es clave la historia clínica sustentada en dos pilares básicos: la anamnesis y la exploración física. Pues bien, la ecografía es un instrumento perfecto para mejorar nuestro rendimiento de la exploración ya que permite observar y medir con precisión múltiples órganos difíciles de valorar con los métodos tradicionales (inspección, palpación, auscultación). Pero además la ecografía permite el diagnóstico eficaz en algunas enfermedades (cardiopatías, patología biliar y renal, trombosis venosa profunda), facilita la realización de algunos procedimientos invasivos (canalización de vías centrales, toracocentesis, paracentesis, etc.) y sirve para monitorizar y seguir el tratamiento de algunas enfermedades (medición del índice cava para valoración indirecta de la presión venosa central y del volumen intravascular). Sin lugar a dudas, la ecografía nos puede ayudar a ser mejores profesionales.

En los últimos años se han desarrollado ecógrafos de gran calidad, relativamente asequibles desde el punto de vista económico, muchos de ellos portátiles, que permiten realizar exploraciones a la cabecera del enfermo. No parece descabellado pensar que en un futuro próximo modernos ecógrafos de bolsillo puedan ser el complemento a nuestro fonendoscopio.

En manos del internista la ecografía tiene las siguientes características:

  • La realiza el clínico directamente responsable del paciente –ecografía clínica- sin, en principio, intervención por otros especialistas (radiólogos, cardiólogos…), complementa el proceso diagnóstico habitual y se utiliza no con intención diagnóstica precisa sino como aproximación (al igual que la palpación o la auscultación).
  • Se emplea en problemas médicos concretos donde la rentabilidad diagnóstica es alta (muy buena especificidad) y en los que, por lo general, no son necesarias largas curvas de aprendizaje. Esto permite, sobre todo en el ámbito de la urgencia, realizar diagnósticos en menor tiempo y, en algunos casos, disminuir la mortalidad.
  • Las exploraciones se realizan a la cabecera del paciente. El ecógrafo es trasportado por el médico responsable del enfermo al lugar donde esté ubicado. Además la prueba se puede repetir tantas veces como el médico estime oportuno.
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